Las universidades están implementando la tecnología en todas sus dimensiones desde ya hace algunos años, partiendo desde la enseñanza hasta la administración. Un ejemplo claro es el desarrollo de la educación a distancia, en donde las bibliotecas virtuales se han convertido en una pieza clave para el refuerzo y aprendizaje de los estudiantes.

Esto permite que los alumnos, sin importar su ubicación geográfica, puedan acceder a la información y a la preparación académica sin que se preocupen por su horario de estudio o por su presencia dentro de un aula, puesto que está disponible las 24 horas del día, asi los estudiantes pueden adquirir conocimientros adaptados a su ritmo de trabajo.

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Por ende, se podría decir que las características propias de este modelo de estudio son la autonomía, independencia y la flexibilidad; las cuales también son características propias del mundo digital.

El papel de las bibliotecas virtuales

De acuerdo al Manifiesto de las IFLA/UNESCO Sobre las Bibliotecas Digitales (actualizado en 2013): “una biblioteca digital es una colección en línea de objetos digitales de buena calidad, creados o recopilados y administrados (…) que se ponen a disposición de manera coherente y perdurable y con el respaldo de los servicios necesarios para que los usuarios puedan encontrar y utilizar esos recursos”.

Dada la separación física y temporal entre el aula de clase y el orientador o profesor, algunas modalidades de educación a distancia en las universidades, se apoyan en las bibliotecas virtuales. Esto es, porque ahí los estudiantes pueden acceder a libros, artículos o ensayos que les ayuden a resolver sus dudas sobre un tema o adquirir más información sobre algo en específico.

Sin embargo, para que los repositorios de información sean útiles a los alumnos, se requiere que estos tengan una estrategia digital que permita acercarse a las necesidades de los usuarios, así como permitir la interacción entre los materiales y usuarios.

Por eso, al ser un complemento de las bibliotecas tradicionales, las digitales deben adaptar sus servicios con las características propias del mundo online: inmediatez, características visuales (es decir, ofrecer materiales en formatos interesantes) y descarga sencilla.

También las bibliotecas virtuales se pueden convertir en espacios de aprendizaje que faciliten las labores de los estudiantes, es decir, que el entorno digital debe de poder facilitar la búsqueda de documentos, solucionar problemas técnicos y orientación para que los estudiantes puedan hacer un uso eficiente de los recursos disponibles en la plataforma.