Antes de la revolución digital, la enseñanza se basaba en el uso del lápiz y papel, así como decenas de libros. Elementos que definían el camino para los alumnos. Con la expansión de la evolución digital que ha llegado a todos los ámbitos de la vida cotidiana, la educación está sufriendo una transformación progresiva. En este proceso, se abandona el papel y el lápiz en favor de la pantalla táctil y con ello la metodología habitual sede paso al dinamismo y la creatividad, con la tecnología de la mano. 

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El sistema educativo actual es el resultado de varios siglos de transición progresiva y exponencial. Hoy en día, es necesario un cambio en las metodologías y en los contenidos impartidos para poder afrontar con garantías el complejo y diverso futuro que nos aguarda. 

Cuando se piensa en la inclusión e integración de la tecnología en las escuelas, se hace con frecuencia, de una forma muy superficial. La gran mayoría de las instituciones académicas, de los docentes y, por supuesto, de los alumnos, asumen que la integración de la tecnología en las escuelas consiste únicamente en reemplazar elementos como el lápiz o el papel por herramientas más avanzadas como la tablet, la pizarra electrónica y las plataformas virtuales. 

No obstante, la llegada de estas nuevas herramientas a las escuelas debe ser acompañada por un cambio en el plano metodológico. Y es que el mundo en el que actualmente vivimos y el futuro que nos aguarda, plantea retos completamente diferentes a los que nos hemos enfrentado en el pasado.  

Un ejemplo sencillo lo encontramos en el uso de PDFs. Gran porcentaje de las instituciones académicas limita la adaptación de sus contenidos en documentos PDF o a la comunicación vía e-mail. Así, la metodología de enseñanza y los contenidos siguen siendo los mismos que en el pasado, solo ha cambiado la plataforma de distribución, lo cual no es lo que se debe perseguir con la progresiva llegada de la tecnología a las aulas. 

El pro de la tecnología en la educación

Los estudios y las investigaciones realizadas por diversas entidades reflejan un gran positivismo respecto a la incorporación de la tecnología en las escuelas y al cambio metodológico asociado a la misma. La inclusión de la tecnología les permite mejorar la competencia en habilidades transversales, conectar aprendizajes de distintas materias y, por consecuencia, incrementar la autonomía del alumno en su propio aprendizaje. 

Los docentes detectan un mayor interés por parte de los alumnos en las clases, las cuales se hacen más divertidas, dinámicas e interesantes. Además, también se observa una mayor colaboración entre los estudiantes, un mayor esfuerzo por aprender, un mejor ambiente en el aula y, sobre todo, una mayor sencillez para adquirir los conocimientos establecidos por el profesor. 

El acceso a información global, permite al alumno tener una visión más completa de un suceso concreto. De igual manera, dejar que el propio alumno sea el que investigue de forma independiente, fomenta el desarrollo de aptitudes que hasta ahora habían sido olvidadas en las aulas tradicionales. Paralelamente, el uso de la tecnología en la educación permite una mayor flexibilidad horaria a aquellos alumnos que la requieran, así como una mayor flexibilidad geográfica.  

Por otro lado, los alumnos con necesidades y capacidades especiales son también beneficiados por la tecnología, pues han fomentado la integración y han aumentado sus posibilidades en el futuro, ya que, las múltiples opciones de accesibilidad que ofrecen los dispositivos electrónicos, permiten a los alumnos con discapacidades motrices, auditivas o visuales seguir las mismas metodologías y contenidos que el resto de sus compañeros de clase, eliminando así barreras que han estado presentes durante décadas. 

La llegada de la tecnología al aula, realizada de una forma correcta, contribuye a un mayor interés y mejores resultados académicos por parte de los alumnos. Las ventajas que aportan son incuestionables, además, las nuevas generaciones son cada vez más conscientes de su entorno basado en la tecnología, piden a las instituciones implementarla, pues reconocen, que a través de ella ganan autonomía e inmediatez en su proceso de aprendizaje.