Con la llegada de la tecnología en distintos campos profesionales, se facilitó la gestión de la información debido a la alta capacidad de procesamiento, flexibilidad y precisión que las computadoras ofrecían, sin embargo, fue hasta el surgimiento del internet que el acceso a las computadoras se volvió más común y así los productos informáticos experimentaron adaptaciones buscando trascender facilitando la comunicación y el servicio a los usuarios, razón por la que muchas instituciones han tomado la decisión de usar los programas de código abierto en sus bibliotecas a su favor. 

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Lo anterior, debido a que el problema comenzó cuando las instituciones no podían pagar los altos costos de adquisición, aplicación y mantenimiento de dichos softwares, en donde en las bibliotecas, la problemática se agudizaría más con los continuos recortes que se han experimentado por años. Si bien esta problemática continúa vigente, hoy en día la propia comunidad de creadores y usuarios han creado mecanismos de igualdad y equidad para quienes la necesiten, naciendo así el software libre y de código abierto, con nuevas propuestas para transformar la industria.  

Programas de código abierto en las bibliotecas

El término de los programas de código abierto nació cuando parte de quienes trabajaban con el software libre decidieron cambiar el nombre debido a la necesidad de evitar la confusión entre libre y gratuito, creando la Open Source Iniciative (OSI). 

Para este movimiento, el software debe ser abierto porque constituye un modelo de desarrollo más eficiente, tanto técnica como económicamente. La idea es que, cuando el código de un programa se puede leer, modificar y distribuir, tendrá mayores probabilidades de que se realicen mejoras, adaptaciones y correcciones, y, por tanto, se desarrolle en beneficio de la comunidad de usuarios.   

Principales características del software de código abierto 

  • Libre redistribución.  La licencia no requiere el pago de los derechos de autor u otra tasa por dicha venta. 
  • Código fuente. El programa debe incluir el código fuente y permitir la distribución tanto en código fuente como en forma compilada. En caso de no contar con este debe existir un medio público adecuado para obtenerlo. 
  • Trabajos derivados. La licencia debe permitir modificaciones y trabajos derivados, así como que ellos se distribuyan bajo los mismos términos de la licencia del software original. 
  • Integridad del código fuente del autor. La licencia puede impedir que el código fuente se distribuya en forma modificada. La licencia debe permitir explícitamente la distribución del software construido, a partir del código fuente modificado. La licencia puede requerir que los trabajos derivados tengan un nombre distinto o un número de versión distinto al del software original. 
  • La licencia no restringe a otros softwares. La licencia no debe presentar restricciones a otros softwares que se distribuyan junto con el software licenciado. 

Gracias a estas y otras múltiples características, los softwares de código abierto se han vuelto una alternativa confiable para múltiples instituciones, incluyendo el área de la biblioteca, pues reduce costos en presupuestos, permitiendo gestionar los recursos con los que cuenta.